El jueves 6 de enero se cumplió el 49º aniversario del primer vuelo y aterrizaje en el Polo Sur. Esta operación fue llevada a cabo en 1962 por aviones de la Armada Argentina, cumpliendo una señalada proeza mediante un cuidadoso y exitoso planeamiento, que se vio coronado por el izamiento del Pabellón Patrio en aquel lejano e inhóspito confín del globo.
La magnitud del logro alcanzado tuvo ribetes singulares, ya que no se contaba en esos momentos con cartografía de la zona y por ende se desconocía la existencia de referencias en tierra que pudiesen facilitar la orientación durante el vuelo.
Si bien aviones de varios países habían sobrevolado la región polar por el extremo sur terrestre desde Australia y con escala en la Base Mac Murdo, aquellos se limitaron a seguir una cadena de montañas cuyas estribaciones finales desembocan en el Polo, ofreciéndoles la ventaja de una fácil referencia.
En cambio, las aeronaves de la Aviación Naval prefirieron encarar la difícil ruta de un vuelo en sentido inverso sin apartarse del cono antártico y ser los primeros en arribar al lugar directamente desde el continente americano y más concretamente desde territorio argentino.
Esta misión se sumó a otras muy significativas que en el curso de la historia encaró la Institución en relación con la exploración y mayor conocimiento del continente blanco.
En particular, en esta misión, el 6 de enero de 1962, dos aviones navales Douglas DC-3, matriculados CTA-12 y CTA-15, tripulados por 12 integrantes de la Armada, aterrizaron en el Polo Sur uniendo en vuelo por primera vez ese punto del globo con el continente sudamericano, luego de una riesgosa travesía iniciada días antes en Río Gallegos y tras cumplir dos etapas previas con escalas en proximidades de la isla Robertson, sobre la barrera de hielos de Larsen, en primer término y posteriormente en la estación científica de Ellsworth. .
Sintéticamente, la proeza de gran repercusión local y reconocida internacionalmente por ser el primer avión argentino que llega al Polo Sur y la cuarta expedición del mundo que logra esos confines, coronó con total éxito un mancomunado esfuerzo de tripulaciones y personal de apoyo en tierra y materializó para la época un decidido avance en todos los ordenes de actividades relacionadas con aquellas remotas regiones.
Esa misión fue una operación estudiada a fondo y cumplida al detalle con el esfuerzo de toda la Armada Argentina. En ella nuestros aviones navales se foguearon aún más sobre las aguas del Drake y sobre el hielo antártico. Por ella se amplió el conocimiento científico universal que adquirió nuevos aportes geográficos, glaciológicos, meteorológicos, geológicos y sanitarios sobre zonas del "sexto continente", aún inexploradas y sobre otras poco conocidas.
Fuente Armada Argentina
Foto: www.nuestromar.org